La construcción de Aerocafé ha tenido tres enviones.
Dos de ellos fallidos y en los actuales momentos estamos en la ejecución del tercero.
El primero en el año 2005, en la presidencia de Álvaro Uribe, tuvo problemas por fallas técnicas en la construcción de los taludes y por corrupción de los contratistas.
Esto trajo consigo un alto ruido para el proyecto, que aún hoy en día no ha sido posible superar.
El segundo se dio en el 2020, en la presidencia de Iván Duque.
La firma constructora OHLA resultó ser de “papel”. No tenía capacidad financiera, ni los equipos requeridos para la construcción. El contrato tuvo que ser liquidado.
El tercer enviado se está dando actualmente.
Los diseños están maduros. El proceso de licitación de la construcción de la fase uno está en ejecución. Fase que consiste en la construcción de 1.400 metros de pista, cuyo costo total se estima en aproximadamente $1,3 billones.
La licitación que está en camino consiste en el movimiento de tierras, que tiene un costo aproximado a los $616 mil millones.
En la fiducia el proyecto cuenta con $828 mil millones, por lo que se dispone de los recursos para realizar el movimiento de tierras y para ejecutar actividades adicionales como el soterramiento de la línea eléctrica.
La meta es que para finales de este año se tenga firmado el contrato. Hay que tener en cuenta que dentro del cronograma se tienen contemplados diez meses de preconstrucción con el fin de que el contratista pueda revisar los diseños y definir el sistema constructivo.
Plazo que puede ser excesivo si se tiene en cuenta el nivel de detalle en que se encuentran los diseños. Además, es imperativo que su construcción se inicie antes de que se termine este Gobierno y no vaya a suceder que la nueva administración lo pare.
En los últimos días el proyecto ha tenido un ruido adicional. Son dos instituciones las que tienen que ver con el proyecto.
Una la Asociación Aeropuerto del Café, que la conforman entidades regionales y la otra una fiducia, que maneja el patrimonio autónomo, cuyos recursos fueron aportados por el Gobierno nacional.
Se tiene conformado un comité fiduciario, cuya mayoría de miembros la tiene el Gobierno nacional. La gerencia de este patrimonio autónomo hasta hace una semana estaba acéfala.
El anterior gerente de la Asociación Aeropuerto del Café, desde finales del año pasado, estaba aspirando a este cargo, para lo cual contaba con el respaldo del grupo político del que hace parte y que tiene una gran presencia en el Gobierno nacional.
Mientras lograba el nombramiento sucedió que por no obedecer al presidente, Laura Sarabia fue retirada del comité fiduciario y se destituyó al director de la Aeronáutica Civil ya funcionarios de esa institución, quienes se oponían a su designación debido a que el aspirante no cumplía con los requisitos establecidos.
Finalmente, se modificó el manual de funciones y se hizo la respectiva nominación.
Lamentablemente todo esto sucedió en medio de unas acusaciones infundadas, sobre malos manejos del director técnico del proyecto, que llegaron a oídos del presidente Petro lo que generó más ruido.
El nuevo gerente garantiza que tiene el entusiasmo y toda la capacidad gerencial y administrativa de sacar adelante el proyecto.
Hay que confiar en que esto sea así, porque si no lo logra, va a ser muy difícil que Aeropalestina tenga una cuarta oportunidad.