En la conferencia de marras no podía faltar la recitación del pasaje llamado “El lamento del cauchero”, que es conmovedor y comienza así: ”Yo he sido cauchero, yo soy cauchero, viví entre fangoso rebalses en la soledad de las montañas con mi cuadrilla de hombres palúdicos picando la corteza de unos árboles que tienen sangre blanca como los dioses”.
Entremos ahora sí en la vida de José Eustasio Rivera y en La Vorágine no sin antes decir que Elías Gómez Robledo, recordado profesional de Manizales, ya fallecido, tenía en su oficina el mosaico y allí estaban las fotos de los dos, de Elías y de José Eustasio, en su graduación como abogados.
José Eustasio nació en San Mateo, Huila, pueblito cercano a Neiva y hoy parte de la ciudad. Era el año 1888. Sus padres fueron Eustacio (con “c”) Rivera Escobar y Catalina Salas. Estudió en dos colegios que regentaban los Hermanos Maristas en el Huila, los mismos del Colegio de Cristo de Manizales, ubicado antes en el Parque Fundadores y hoy en la Alta Suiza. Estos colegios desaparecieron con la Guerra de los Mil Días, como desaparecen tantas instituciones en los conflictos bélicos. Los Hermanos Maristas llegaron a Colombia en 1889 gracias a un convenio entre el gobierno de Colombia y el Vaticano, entraron por Popayán y rápidamente fundaron escuelas en Cauca, Nariño, Putumayo, Valle, Huila y algunas en el Chocó; todas desaparecieron con la Guerra. Los Maristas han formado en sus aulas a muchos artistas y escritores de Colombia. Baste recordar los varios escritores del célebre grupo de los grecoquimbayas que estudiaron en el Colegio de Cristo, colegio que fue apoyo en la fundamentación de valores de la sociedad manizaleña. En Palmira los Maristas tuvieron en sus aulas a Ricardo Nieto, llamado por algunos el “Bécquer” colombiano por su exquisita y fina sensibilidad y lirismo. Varios de los prohombres del Cauca y del Valle estudiaron con los Maristas en Popayán y en Cali. Yo mismo tuve de alumno en Cali al joven escritor Andrés Caicedo Estela. Más tarde Rivera estudiaría en la Normal de los Lasallistas en Bogotá.
En 1917 Rivera se graduó en derecho en la Universidad Nacional y fue nombrado secretario de la Comisión limítrofe entre Colombia y Venezuela. En desarrollo de este cometido viajó a los Llanos, conoció la realidad de la región y oyó muchas historias sobre los crímenes de las caucherías cometidos “selva abajo” por la Casa Arana. En 1918 viajó a Orocué y se hospedó en la casa del señor Amézquita. Su objetivo era dirimir las disputas surgidas entre los dueños de dos hatos. Él había hecho una tesis sobre este asunto. Los hatos se llamaban Mata de Palma y Mata de Vaquero.
En 1921 compuso los 55 sonetos que forman parte de Tierra de Promisión. Este poemario le dio fama en el mundo literario colombiano. En los sonetos canta al llano, a la selva y a su entorno humano y natural.