El Galeras fue declarado por los vulcanólogos del mundo “el volcán de la década” en los años 90 del siglo pasado. Recordamos con tristeza cómo explotó y mató de horrible manera a varios científicos extranjeros que lo estudiaban. El hecho ocurrió en la falda que sube del valle circular al cráter interno.
Nosotros, incansables muchachos de 11 años de edad, dábamos la vuelta completa al cráter interno, el verdadero cráter, arrojando piedras al fondo. En una ocasión taponamos al parecer el hueco, y cuando bajábamos del volcán, que en ese tiempo no tenía carretera, explotó. Nuestro susto fue grande y llegamos sin novedad a Pasto en tiempo récord.
Pues bien, estos dos espacios naturales, La Corota y el volcán Galeras, ambos ubicados en Pasto, pertenecen al Sistema de Parques Nacionales, y debido a su pequeña extensión reciben el nombre de “Santuarios de Flora y Fauna”.
Hay otro espacio natural de reducidas dimensiones y que se encuentra en Norte de Santander, exactamente en la población de La Playa de Belén. Este pueblo que figura en la lista de los más bellos de Colombia posee en su ”patio trasero” un paisaje espectacular formado por agujas de tierra endurecida y de rocas, único en Colombia y de singular belleza.
Sus valores son ecológicos, geológicos y paisajísticos y se denomina “Área Natural Única de los Estoraques”. Estos son esculturas naturales labradas por el viento y endurecidas por el sol. La extensión de este “Parque” alcanza 1.053 hectáreas.
Colombia tiene Parques Nacionales Naturales (PNN) para todos los gustos: Parques de selva, llanos, playas, islas, mundo submarino, ciénagas, cordilleras, páramos, volcanes, montañas nevadas, desiertos, bosques secos, manglares, cavernas…
Los PNN ocupan 23 millones de hectáreas que corresponden al 11,18% del área total del país (terrestre y marina). Considerada la megabiodiversidad del país, que se halla presente en todos los ecosistemas, selvas, llanos, montañas, costas, áreas marinas e islas, si no fuera por la presencia humana, y su acción destructora sobre el mundo natural, todo el país podría declararse Parque Nacional Natural.
Volando en una ocasión sobre el piedemonte llanero el piloto de un DC-3 me decía que para devolverle a la Tierra su primitiva y total riqueza habría que trasportar a toda la raza humana a la luna o a algún planeta durante 1.000 años.
El Sistema de Parques Nacionales Naturales arranca desde los tiempos del Inderena y se ha ido agrandando a lo largo de los años dentro de los ministerios del Medio Ambiente. Muchas han sido las personas, funcionarios y científicos que han fortalecido el Sistema y a los que el país debe agradecimiento. Muchos, dije.
Nombrarlos a todos sería imposible e incurriría en olvidos, por lo demás, comprensibles. Solo nombraré a uno y en su nombre rendiré tributo a todos. Se trata de quien ha sido considerado como el sabio más grande del neotrópico en el mundo. Se llamaba Jorge Hernández, apodado cordialmente “El Mono Hernández”. Era bogotano y ejerció su profesión y su inagotable saber científico en Colombia, al servicio de los Parques Nacionales Naturales y fue uno de los creadores del Sistema.