Dignidad versus dinero
Señor director:

Ser pobre no significa ser indigno ni mucho menos criminal. Quien debido a su estado de pobreza recurre a buscar una forma de conseguir dinero de una manera honrada trabajando en Estados Unidos, creyendo que ese es el “sueño americano”, con el cual saldrá de pobre, no tiene en cuenta la clase de personas y de dirigentes de ese país que se va a encontrar. Los que consiguen trabajo allá, la mayoría de ellos tra baja por menos salario del que les pagan a los estadounidenses, se someten a las humillaciones y amenazas de echarlos como delincuentes.
En ese sentido, quien se atreve a emigrar a ese país, corre toda clase de riesgos, comenzando que los trabajos que consiguen son las sobras que rechazan los nativos, como lavar platos en restaurantes, barrer y trapear pisos y cosas por el estilo. Lamentablemente la situación de subdesarrollo de muchos países no brinda la oportunidad de trabajo a todos sus habitantes, y esa es la razón de que muchas personas prefieran correr el riesgo. Pero una cosa es aceptar por necesidad un trabajo en condiciones de inseguridad y de menosprecio, y otra cosa es ser indigno o delincuente, como despectivamente los ha llamado Donald Trump; quien se caracteriza por su catadura inhumana, además de ser ególatra, delincuente, pues ha sido condenado por problemas sexuales, aprovechándose de mujeres, creyéndolas indefensas.
El 26 de enero, el presidente Petro se negó a dejar entrar dos aviones norteamericanos que transportaban migrantes colombianos deportados; la negativa tuvo como fundamento las condiciones inhumanas en que eran sacados de Estados Unidos; pues eran tildados de criminales y traídos a Colombia esposados y maltratados (algunos torturados, porque fueron golpeados en estado de indefensión, según cuentan ellos). El Presidente Trump, con características hitlerianas, reaccionó de inmediato diciendo que iba a tomar represalias económicas contra Colombia, a lo que Petro reaccionó de la misma manera. Lo que el presidente colombiano defendió con esa actitud fue la dignidad humana, al no tolerar ese trato indigno del estado norteamericano a las personas de nuestro terruño.
No es posible vivir en paz mientras no se equilibren las cargas económicas, porque los que manejan los grandes capitales de la economía colombiana no son conscientes ni mucho menos solidarios; eso lo demuestra lo ocurrido con el incidente Petro versus Trump. Cabe anotar, además, que esto se repite en todo el mundo, siendo en unas partes peor la situación que en otras.
Julio Eduardo Luna Cabrera.
 

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