El bienestar se merece
Señor director:
Todos queremos vivir bueno, es un deseo humano y hasta justo, pero, ¿será que todos merecemos ese bienestar para disfrutarlo y degustarlo? Todos los seres humanos tenemos un camino para recorrer y no todos tenemos la capacidad para reconocerlo y recorrerlo sembrando semillas de sensatez y sindéresis. Hay muchos seres humanos que reclaman, odian a los ricos, no trabajan y eso sí, los vicios y holgazanería son sus compañeros favoritos. Quieren cosechar sin haber sembrado. Se quejan y se lamentan de su suerte, cuando poco o nada hacen para merecer algo mejor. Culpan al sistema, al gobierno, a todos, pero no practican un autoanálisis para encontrar culpables que quizás están más cerca de ellos.
Reclaman un vivir mejor, pero se olvidan de crear condiciones favorables para obtener los resultados deseados. No cambian sus actitudes ni sus comportamientos para que haya resultados diferentes. Dice la sabiduría que los cambios empiezan por nosotros. Difícilmente un acto de introspección nos conduce a aceptar que al parecer todo se encuentra en nuestro interior y que nos cuesta mucho aceptar nuestros propios errores. Es fácil ver los errores ajenos, censurarlos y hasta sugerir soluciones que parecen de fácil ejecución, pero es poco entendible cuando somos nosotros quienes tenemos que asumir cambios para encontrar el recto camino de nuestra existencia.
Cada uno de nosotros tenemos responsabilidad con nuestra vida y debemos marchar con rectitud poniendo todo nuestro interés tratando de conseguir un buen nivel de bienestar partiendo de nuestra individualidad y, desde luego aceptando la ayuda de personas generosas y solidarias que disfrutan haciendo el bien. Solo a nosotros nos corresponde direccionar nuestras vidas, fijar metas, reforzarlas con nuestros sueños y poner en acción la palanca de las fortalezas, sólo así tendremos plena satisfacción para gozar lo conquistado con esfuerzo personal, con sacrificio y entera satisfacción. Los compromisos y las responsabilidades no son transferibles, corresponden al desempeño personal como algo inherente a su personalidad.
Elceario de Jesús Arias Aristizábal
De la ciclorruta de la 12 de octubre y más
Señor director:
Para quienes montamos en bicicleta, genial; sin embargo, se debió tener en cuenta el retorno, ya que donde acaba la franja amarilla no hay cómo devolverse hacia Chipre y toca ir hasta el Parque del Agua. Muy peligroso, ya que toca compartir la vía con los vehículos y los señores de las busetas. Se debería hacer el retorno en la placita donde hacen las artesanías (Bellas Artes).
Una más, en Chipre donde queda el supermercado Super Inter deberían instalar un semáforo, este sitio tiene cinco esquinas y es muy peligroso ya que es una vía bastante transitada por vehículos, motos, niños, adultos y personas de la tercera edad. No esperemos que ocurra una tragedia para solucionar estas necesidades.
Mauricio Gil