Extraña al voceador
Señor director:

Una cosa que de verdad extraño es al voceador de prensa que los domingos, muy temprano, pasaba por las calles del barrio gritando ¡Patria, Tiempo, Espectador! Llevaba en el hombro un gran peso, del que obviamente se iba liberando, y si uno no lo aprovechaba lo veía pasar luego, pero sin ninguno. Fatigado, sí.
Fue el mismo durante al menos una década. Nunca supe su nombre. El esfuerzo del peso, la caminada, y el grito lo hacía resollar. Para mí, pues se convirtió en “Resoplo”. Así lo llamaba y el tipo sonreía. A veces, en el entendido de que siempre le compraba, tiraba el diario bajo la puerta y luego pasaba a cobrar. Lo cual le significaba doble trabajo innecesario porque igual lo vendería todo.
No sé si fue porque no volvió o porque me cambié de barrio, pero no volví a saber de él. Ni de otro: el voceador de prensa desapareció y también los puestos de diarios. Se volvieron elementos de supermercado. Cerrados en bolsas de plástico, de los pocos que ponen los domingos subsisten ejemplares hasta el próximo. No sé qué ocurrió ni por qué dejamos de comprar diarios, y estos dejaron de ofrecerse de esa forma. O sea, si una cosa lleva a la otra.
Salvo por que mantenemos la suscripción el diario llega a casa. Una breve indagación entre los jóvenes de la familia y ninguno de ellos ha comprado nunca un periódico ni piensa hacerlo. Todos sabemos que no hay nada más viejo que el periódico de ayer. Dado que la noticia es reproducida de inmediato, al periódico le queda el análisis, la profundidad. O el entretenimiento.
Más profundidad, señor director.
Luis Fernando Gutiérrez Cardona

N. del D.
Los tiempos cambian y con ellos también las maneras de informarse. No obstante, agradecemos a personas como usted que siguen creyendo en un periódico de papel que mantenga informada a la comunidad. Nosotros también lo creemos y por eso seguimos cada día informando a los caldenses con convicción y responsabilidad.

Arreglar la Galería
Señor director:

Que bien me parece el proyecto de arreglar la Galería, porque ya los vendedores ambulantes se apoderaron de las zonas azules y no hay dónde parquear para hacer las compras y como los señores de espacio público no se sabe qué es lo que hacen. Igual pasa en la 23, caminan y caminan hablando por celular. Y cada día se dificulta más para caminar. La verdad, no dan ganas de salir con tanto desorden.
Ruby

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