En el Parque Caldas de Manizales se vivió un momento inolvidable el pasado viernes (24 de octubre).

Entre árboles, voces y ladridos, el destino tejió un reencuentro que conmovió a todos los presentes: María Carmenza Muñoz Cuervo halló a su perro Mechudo, perdido desde hace tres meses, durante una jornada de adopción organizada por la Unidad de Protección Animal (UPA).

Una historia que parecía imposible

Mechudo, un perro de pelaje desordenado y mirada noble, había sido rescatado semanas atrás en condiciones estables. La UPA lo albergó, vacunó y preparó para encontrar un nuevo hogar.

Lo que nadie imaginaba era que su verdadero hogar estaba más cerca de lo esperado.

“Ese es Mechudo”, exclamó un joven que participaba de la jornada, al ver al animal entre los otros en adopción.

La reacción del perro fue inmediata: al escuchar su nombre, alzó las orejas, movió la cola y comenzó a saltar.

El joven llamó a su madre, María Carmenza, quien al llegar al sitio, rompió en llanto.

La esperanza nunca se pierde

“Lo busqué por todas partes. Sabía que lo volvería a ver”, dijo con la voz entrecortada.

En sus palabras se evidenciaba el desgaste emocional de la búsqueda, pero también la persistencia de un lazo que no se rompió con la distancia.

La UPA confirmó que Mechudo fue entregado a María después de constatar los datos y evidencias que demostraban que sí era su mascota.

“Gracias por cuidarlo cuando yo no podía encontrarlo. Hoy me voy con el corazón lleno”, expresó la mujer.

Mechudo regresa a casa, no como un animal cualquiera, sino como un miembro más de la familia.

La jornada, que transcurrió entre adopciones y consultas, dejó una huella emocional para quienes estuvieron presentes.

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