Barrio Milán (Manizales) de noche

Fotos | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

Los viernes y sábados son los días de mayor actividad nocturna en Milán. No obstante, según residentes, cada vez es más común que haya festejos y desorden entre semana.

LA PATRIA | Manizales

“Cuando a las 3:00 a.m. pensamos que vamos a poder dormir porque se cierran los establecimientos, ¡oh sorpresa!, tampoco”. Así comienza Alejandro Ortiz una serie de quejas por lo que debe sufrir en las noches como habitante del barrio Milán.

Los restaurantes, bares, casinos y discotecas que abundan en el sector son los causantes de la inconformidad de Ortiz y sus vecinos. En el 2017 se modificó el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Manizales para definir a Milán como zona de alto impacto, por lo cual estos negocios tienen permitido coexistir con las residencias.

A pesar de la autorización, son constantes los problemas que viven los habitantes por cuenta, principalmente, del alto volumen de la música y del desorden que causa la gente al salir de estos sitios. 

“Las personas salen borrachas a rematar en cualquier esquina hasta la madrugada y muchas veces dejan los jardines vomitados, incluso con heces”, continúa Alejandro, quien además es administrador de un edificio en el barrio.

 

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En vela por menos ruido

Cada semana, entre los jueves y los domingos, las secretarías del Interior y de Medio Ambiente, junto con la Policía, hacen operativos en Milán para monitorear los establecimientos y garantizar el orden público del sector.

Ante las constantes quejas de la comunidad de que “dan conciertos para todo el barrio”, 40 comerciantes se comprometieron recientemente a insonorizar en un plazo determinado. “Esas fechas empiezan a vencer en septiembre, porque les dimos 60 días para las adecuaciones. Pasado ese tiempo, ya impondremos sanciones a quienes incumplan”, agrega Paula Andrea Sánchez, secretaria del Interior.

De igual modo, según la secretaria de Medio Ambiente, Jessica Quiroz, este año han sellado un establecimiento y han suspendido temporalmente otros seis que infringían las normas de control de ruido. Sin embargo, estas medidas aún parecen insuficientes.

Los problemas de tránsito son otra queja de los residentes de Milán. Las zonas de parqueo colapsan durante los fines de semana.

 

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Sueño por la seguridad

“Estamos de acuerdo con que abran restaurantes y bares, porque eso genera beneficios económicos, pero se nos ha vuelto un tema de fondas y arrierías prácticamente los 365 días del año, que fomenta la inseguridad”, expresa Ortiz.

Relata que ya le es común desvelarse por las riñas que se generan en la calle, cerca de su casa, y manifiesta que, al ser Milán un barrio de estrato 6, su oferta de calidad de vida para los residentes debería ser alta.

Al contrario, enumera que el alumbrado público es deficiente, que se ha incrementado el consumo de drogas en las calles y que la falta de descanso ha desencadenado enfermedades en sus vecinos.

Por eso, aunque valora los esfuerzos de la Alcaldía por mantener el control y reconoce los compromisos de los comerciantes, cree que el verdadero impacto que necesita Milán es que se reverse el cambio del POT para volver a tener una zona solamente residencial y gastronómica.

Foto | Archivo | LA PATRIA

Los establecimientos pueden funcionar hasta las 3:00 a.m. durante los fines de semana en Milán. Sin embargo, cuando estos cierran, muchas personas se quedan en el barrio para "rematar" la rumba.

 

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Limitada norma sonora

60 decibeles (dB), medidos desde la puerta del negocio, es el límite de sonido nocturno establecido por el Ministerio de Ambiente (en la resolución 0627 del 2006) para las zonas con uso permitido de bares, restaurantes, tabernas, discotecas, bingos y casinos, como es el caso de Milán.

No obstante, la secretaria del Interior de Manizales, Paula Sánchez, considera que la norma es muy limitada, porque “hay negocios que, medidos desde la puerta, no tienen niveles sobre 60 dB, pero en la parte de atrás, desde una casa vecina, el registro sube a más de 90 dB”.

“Por eso, más que sancionar, a nosotros nos toca mediar y concertar para hacerles caer en la cuenta a los negocios de que están excediendo el volumen”, comenta.

 

Presencia de la Policía

“Si uno torna a Milán como una zona de alto impacto, debería haber también alto impacto en seguridad”, afirma Alejandro Ortiz, representante de los habitantes del barrio.

Él y sus vecinos argumentan que para mantener el control en el sector se debería instalar un Comando de Atención Inmediata (CAI) de la Policía en Milán.

Ortiz cuenta que, cuando hay riñas o desorden en las madrugadas, llaman a los CAI más cercanos, en El Cable y La Sultana, “pero llegan media hora después, cuando los que hicieron el escándalo ya se fueron y despertaron al barrio”.

Ante esta solicitud, Paula Sánchez, secretaria del Interior, asegura que lo fundamental, más allá de poner un CAI, es garantizar que haya presencia de la Policía. “La solución es que haya un uniformado de pie haciendo patrullaje en todo el sector y eso es lo que tratamos de tener siempre allá. Una caseta no nos da garantías de que la seguridad se mantenga”, añade. 

 

Orientación, más que control

En enero, la Alcaldía de Jorge Eduardo Rojas creó la Oficina de la Noche con el fin de identificar las acciones necesarias para que el ecosistema nocturno de Manizales esté articulado y fluya sin inconvenientes.

Su gerente, Laura Manuela Ramírez, subraya que su rol es más estratégico que de control directo: “Yo puedo generar puentes que permitan mejores relaciones entre los actores que intervienen en la noche y las secretarías”.

Igualmente, sostiene que, así como la experiencia en los últimos siete años ha sido traumática para ciudadanos como Alejandro Ortiz, también “ha sido dañina para los comerciantes, porque no han recibido una orientación acertada sobre hacia dónde deben ir sin que eso les vaya a generar inconvenientes”. 

Por eso, Ramírez informa que construye estrategias para mejorar el entorno del barrio y que se reúne frecuentemente con los empresarios y los vecinos para lograr concertaciones: “Los comerciantes deben convivir sin afectar el derecho al descanso de los residentes, que disfrutan la noche en sus casas, pero ellos deben integrar en su vida cotidiana el ocio, porque está incluido desde una disposición del Concejo”.

 

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