Fotos | Efe | LA PATRIA
El terremoto ocurrió el pasado viernes en el norte de África y se alcanzó a sentir en Portugal.
María Traspaderne
EFE | LA PATRIA | AMIZMIZ
Para caminar por algunas de las calles de Amizmiz, el pueblo más cercano al epicentro del terremoto de Marruecos, hay que subir y bajar pequeñas montañas de escombros. Debajo, todavía quedan fallecidos. En esta localidad a los pies del Atlas se cuentan por decenas, que siembran de dolor a sus desconcertados habitantes.
El número de muertos por el terremoto que azotó este viernes Marruecos se sitúa en 2.012 personas y los heridos ascienden a 2.059, según los datos recabados por el Ministerio del Interior marroquí hasta las 22.00 hora local. En un comunicado, el Gobierno informó que del total de heridos, 1.404 se encuentran en estado grave.
Según estos últimos datos oficiales, se registraron víctimas en una decena de provincias: Al Haouz, -al sur de Marrakech y cercana al epicentro-, con 1.293 fallecidos, seguida de Taroudant (452 víctimas mortales), Chichaoua (191 fallecidos), Ouarzazate (41), Marrakech (15), Azilal (11), Agadir (5), Casablanca (3), Al Youssufia (1) y en Tinguir (1).
Hechas muchas de adobe, la tierra amalgamada no ha resistido las sacudidas del sismo de magnitud 7 cuyo epicentro está en algún lugar a 30 kilómetros subiendo las montañas en cuya falda está Amizmiz.
A simple vista, la mitad de sus edificios han sufrido daños: casas enteras caídas, cornisas, trozos de muros o incluso todo un primer piso aplastado.
La destrucción es evidente. Nada más entrar en el pueblo: una casa derrumbada. Abdul, que vive dos edificios más allá, explica que de los cinco de una familia, han rescatado a tres, pero otros dos, entre ellos un gendarme, han muerto.
Más allá, junto a una rotonda, una gigante excavadora intenta llegar al corazón de un edificio hecho añicos. Cuatro militares escrutan dentro. Hay dos sepultados, dice un espectador, y dos personas murieron, un niño y un adulto.
Se perdieron familias enteras
Hoy, las tareas de rescate se concentran en alguna casa mientras los habitantes de Amizmiz viven en la calle con caras de desconcierto. Algunos se concentran frente al centro de salud, donde hay 24 cadáveres esperando sepultura envueltos con mantas y ordenados debajo de un árbol.
El concejal explica a EFE que ya se cuentan entre 60 y 70 muertos, y otro responsable local añade que en realidad son más, porque aún quedan debajo de los escombros. "Hasta que no acabe todo esto, no sabremos cuántos muertos hay", afirma.
Junto a una de esas calles reducida hoy a piedra y adobe, un trabajador de protección civil asegura que en algunas casas han muerto familias enteras de cinco o seis miembros.
Safa Vichiken, de 22 años, espera frente al centro de salud, y pone nombre a algunos de ellos. Su amiga del alma, esa a la que veía cuatro veces por semana, murió junto a su madre. Se llamaba Rizlane, tenía su misma edad y trabajaba con ella en un centro de primaria.
Su padre y su hermano se salvaron, pero las mujeres no. "Es muy duro. Con ella podía hablar de cualquier cosa. Ahora no tengo a nadie con quien hacerlo", afirma serena.
Rizlane no es la única conocida que ha muerto. También su vecino, Hajib, de 32 años. Su madre vivió. Y así cada uno de los habitantes de Amizmiz. A todos toca la muerte de una manera u otra.
En un goteo, se los van llevando del centro de salud al hombro sobre camillas de madera, al estilo musulmán, o simplemente en brazos. Es raro no ver lágrimas, abrazos y despedidas.
Las ambulancias no dejan de llegar. Según el responsable local, ya han trasladado a cien heridos a Marrakech. Son padres y madres que en algunos casos dejan niños detrás. Y son niños como la que llora dentro del consultorio, ensangrentada, y se abraza desconsolada a su madre herida.
El terremoto fue un zarpazo que se dejó oír alto y fuerte. Para Safa, en forma de un "ruido raro" que en seguida supo que era un seísmo.
Ali Benhoumu, un respetado hombre de 68 años, recuerda que primero vieron "mucho polvo". Después de cinco minutos, fue "como una bomba", la que arrasó con la felicidad de miles de marroquíes.
Ofrece apoyo
"Toda mi solidaridad al pueblo de Marruecos en esta tragedia. Atentos al requerimiento que su gobierno nos haga para ayudar en estos momentos", afirmó el presidente, Gustavo Petro, en un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter).
"Colombia lamenta las pérdidas humanas y materiales, a la vez que desea la pronta recuperación de las víctimas sobrevivientes y el pronto retorno a la normalidad de las ciudades afectadas; así como el bienestar de sus ciudadanos", apuntó la Cancillería colombiana en un comunicado.
Magnitud
Según un boletín de alerta sísmica difundido por el Instituto Nacional de Geofísica, el terremoto, de magnitud 7, sacudió la región septentrional marroquí de Marrakech y se produjo a 8 kilómetros de profundidad. Tuvo su epicentro en Ighil, unos 80 kilómetros al suroeste de la capital.