Foto | EFE | LA PATRIA Presidentes que participan de la Cumbre del Clima de África.
Más de veinte países africanos adoptaron hoy la llamada Declaración de Nairobi en la última jornada de la Cumbre del Clima de África (ACS), en la que piden a los países ricos que cumplan sus promesas financieras frente a la crisis climática y se comprometen a atraer más inversiones para las energías limpias.
"La Declaración de Nairobi reafirma nuestra determinación y sienta las bases para una nueva fase en la acción climática global y la agenda para el desarrollo sostenible, dando al futuro de transformación socioeconómica un distintivo y afirmativo carácter africano", afirmó el presidente keniano, William Ruto, cuyo país coorganizó la cumbre junto con la Unión Africana (UA).
Ruto reveló que, durante el encuentro, los compromisos financieros de gobiernos, actores del sector privado, bancos multilaterales y ONG para impulsar el "crecimiento verde, la mitigación y la adaptación" en África sumaron un total de 23.000 millones de dólares.
El documento incluye no sólo peticiones a la comunidad internacional, como la "reducción de emisiones", sino también compromisos adoptados por parte de los gobiernos africanos, como desarrollar políticas e incentivos para "atraer inversiones locales, globales y regionales".
"Instamos a los líderes globales a que se unan a nosotros para aprovechar esta oportunidad sin precedentes para acelerar la descarbonización global, buscando a la vez la igualdad y la prosperidad compartida", señalaron los firmantes.
La declaración reitera las peticiones lanzadas desde el inicio de la cumbre este lunes para que los países ricos materialicen el compromiso incumplido todavía de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para ayudar al Sur Global frente a la crisis climática.
Asimismo, exige la puesta en marcha del fondo de pérdidas y daños creado durante la cumbre del clima COP27, en noviembre del pasado año.
"Nos comprometemos a impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo en África de una manera que, no sólo limite nuestras propias emisiones, sino que también contribuya a los esfuerzos globales de descarbonización, al superar el desarrollo industrial tradicional", subrayaron.
El texto también prevé "reforzar" las actividades para frenar la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la desertificación y la degradación de la tierra, además de impulsar "prácticas agrícolas sostenibles" que refuercen la seguridad alimentaria, en un momento en que los choques climáticos han empujado al hambre a millones de africanos.
Asimismo, destaca la voluntad de "fortalecer la colaboración continental" y acelerar la puesta en marcha del Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), que entró en vigor en 2019 y busca crear la zona sin trabas comerciales más grande el mundo.
"Pedimos una acción global colectiva para movilizar el capital necesario tanto para el desarrollo como para la acción climática", afirmaron los países, al insistir en que ninguna nación debería escoger entre ambos.
Para ello, el documento considera que es indispensable, entre otras medidas, abordar las desigualdades en el coste de la deuda entre países ricos y pobres y la reforma del sistema financiero global para que garantice la "representación, la voz y la agencia de todos los países" a través de medidas como "cláusulas de pausa de la deuda".
El texto también pide la transferencia de tecnologías respetuosas con el medio ambiente y el diseño de mecanismos para el comercio internacional que permitan a los productos africanos "competir en términos igualitarios".
La declaración, que fija la ACS como un evento bianual, propone también el establecimiento de un "impuesto global al carbono" y al comercio de combustibles fósiles, el transporte marítimo y la aviación.
Aunque el documento establece unas líneas generales, no incluye ningún compromiso concreto, después de tres jornadas en que los países han expuesto sus diferentes intereses, en ocasiones contradictorios en función de su propio mercado energético.
Mediante la Declaración de Nairobi, África quiere articular una perspectiva unificada ante diferentes foros internacionales, como la cumbre del clima COP28 en Dubái prevista para finales de año, la Asamblea General de la ONU, el Grupo de los Veinte (G20, bloque de economías ricas y en desarrollo) o las instituciones financieras internacionales.