Foto | LA PATRIA
Pedro Manuel García Calvo, jefe de programas de movilidad internacional en la Universidad de Salamanca (España) de internacionalización y proyectos de cooperación.
La conversación sobre movilidad académica toma fuerza en Manizales con experiencias internacionales. Está semana se llevó a cabo el Congreso Internacional de Sinergias para la Educación y Pedro Manuel García Calvo, jefe de programas de movilidad internacional de la Universidad de Salamanca, compartió con LA PATRIA su visión sobre cómo la cooperación académica transforma las instituciones y abre oportunidades para estudiantes, docentes y administrativos.
García visitó por segunda vez la capital caldense: La primera fue a propósito del proyecto Miracle, que une universidades de Colombia, Costa Rica, Eslovaquia y España. Y esta, la segunda, para aterrizar a la comunidad universitaria de Manizales sobre las prácticas de cooperación que se emplean desde España.
Su mirada sobre Manizales plantea la necesidad de fortalecer puentes sostenibles para la movilidad de estudiantes y docentes. Él parte de un valor agregado que se encuentra en la ciudad: el Sistema Universitario de Manizales (Suma). “En Salamanca tenemos dos universidades (una pública y otra privada) y aunque mantenemos una buena relación, no contamos con un sistema unificado como el de aquí. Me sorprendió y me pareció una iniciativa ejemplar”, aplaude.
Se habla de sinergia educativa en los procesos de cooperación, ¿a qué se refieren con eso?
La movilidad internacional produce sinergias muy importantes, no solo para quienes viajan, sino para todo el entorno universitario. Cada vez que un profesor o un estudiante se mueve entre universidades, se genera un intercambio de conocimientos, de culturas y de metodologías. Nosotros en la Universidad de Salamanca tenemos muchos programas, tanto propios como vinculados al programa Erasmus, que ha sido decisivo para Europa. La Comisión Europea dijo alguna vez que Europa está formada por muchos elementos comunes, una moneda, un mercado, una libre circulación de trabajadores, pero que quienes realmente hicieron Europa fueron los estudiantes del programa Erasmus. Y es cierto: la movilidad hace crecer la educación, impulsa la cooperación y nos permite aprender todos de todos.
La Universidad de Salamanca es una institución con reconocimiento internacional, ¿cuál considera que ha sido la clave para proyectarse al mundo?
La Universidad de Salamanca tiene a su favor la antigüedad. Este año cumplimos 807 años. Fuimos fundados en 1.218. Esa historia nos da experiencia, desarrollo y prestigio, pero no podemos vivir solo de la antigüedad. Debemos estar al día, atentos a lo que pasa en el mundo, adaptándonos a los nuevos tiempos. Nuestra universidad mantiene facultades con gran reconocimiento, como las de Filología, Medicina y Derecho, pero también impulsa nuevas áreas relacionadas con la ingeniería, la tecnología y la ciencia aplicada. Contamos con campus tecnológicos, parques científicos y programas de innovación que atraen a estudiantes de todo el mundo.
¿Y cómo manejan las estrategias de internacionalización?
Nuestros lazos con Latinoamérica son esenciales. Tenemos convenios con todos los países de la región y desarrollamos programas de movilidad que atraen estudiantes latinoamericanos a Salamanca y envían a nuestros estudiantes a universidades de este continente. A la vez, Europa nos ofrece el marco del programa Erasmus, que es una fortaleza enorme.
¿Cómo logran mantener ese reconocimiento y a la vez ampliar su alcance global?
Participamos activamente en ferias y encuentros internacionales, porque creemos que la internacionalización es una ventana abierta al mundo. Queremos que nos conozcan, pero también conocer a otros. En nuestro plan estratégico, la internacionalización es un eje prioritario. Buscamos atraer estudiantes, investigadores y gestores, no solo de Europa y Latinoamérica, sino también de Asia, África y Norteamérica. No podemos, como decimos en España, “dormirnos en los laureles”. Hay que estar activos, presentes, siempre en movimiento.
Con base en su experiencia, ¿cuáles considera que son las fortalezas de Manizales para ganar reconocimiento?
Esta ciudad tiene grandes fortalezas que deben mostrarse al mundo. Es una ciudad tranquila, en un país maravilloso como Colombia, con un fuerte carácter universitario. Hay que aprovechar ese sistema Suma y seguir consolidando la cooperación entre instituciones. Las universidades de Manizales me han sorprendido por su eficacia, por los programas que ofrecen; por su gente trabajadora, técnica, responsable y emprendedora. Todo eso hay que hacerlo visible en el ámbito internacional.
¿Cómo se puede impulsar la movilidad estudiantil?
Creo que hay que seguir fortaleciendo la cooperación internacional. Las universidades de Manizales deberían participar en el programa Erasmus de la Unión Europea, en particular en las que son de cooperación internacional y ofrecen financiación. Ese tipo de proyectos, como el Miracle, abren muchas puertas. También es necesario pensar en la sostenibilidad de los intercambios.
Con base en el contexto, ¿qué se les puede brindar a los estudiantes?
Es fundamental contar con programas de becas, exenciones de tasas universitarias y facilidades de alojamiento. Si un estudiante de Manizales va a Salamanca, o uno de Salamanca viene aquí, debemos garantizar que su estancia sea viable y sostenible. Ofrecer alojamiento en residencias universitarias o ayudas económicas es una manera de apoyar esa movilidad. Y, por supuesto, mantener programas de becas sólidos que les permitan concentrarse en su formación sin preocuparse por los costos.
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