Los resultados de un estudio, divulgado por la Universidad Nacional de Colombia, revelan que de mil 177 jóvenes universitarios, entre 23 y 25 años, el 60 % se clasifica como “comedores emocionales” o “muy emocionales”. La encuesta incluyó a universitarios de Manizales y de otras ciudades.

Foto | Cortesía Unimedios | LA PATRIA

Los resultados de un estudio, divulgado por la Universidad Nacional de Colombia, revelan que de mil 177 jóvenes universitarios, entre 23 y 25 años, el 60 % se clasifica como “comedores emocionales” o “muy emocionales”. La encuesta incluyó a universitarios de Manizales y de otras ciudades.

LA PATRIA | Manizales*

Cuando atraviesan por sentimientos de ansiedad o tristeza, la mayoría de los jóvenes estudiantes recurrirían a alimentos altos en grasas como comidas rápidas y productos de paquete.

Así lo indica un estudio publicado por la Universidad Nacional. Los resultados revelan que de mil 177 jóvenes universitarios con edades entre 23 y 25 años, provenientes de diversas ciudades del país como Manizales, Palmira, Tumaco, La Paz, Bogotá y Medellín, el 60 % se clasifica como “comedores emocionales” o “muy emocionales”.

La publicación divulgada por Unimedios, que es la Unidad de Medios de Comunicación de la institución, indica que además de dulces y bebidas azucaradas, la encuesta arrojó que el 60 % confirmó esta tendencia que aumentaría el riesgo de obesidad y complicaciones quirúrgicas en el futuro.

Unimedios cita al doctor Jonathan Alexander Cortés Vásquez, residente de la Especialización en Anestesiología y Reanimación de la UNAL, quien manifiesta que “la alimentación emocional es la selección de alimentos que una persona realiza basándose en su estado de ánimo”. Agrega que han observado que las personas tienen la tendencia a elegir alimentos con mayor contenido calórico cuando están tristes, ansiosas o enojadas.

Esta tendencia es particularmente preocupante en el contexto universitario, pues según el experto es en esa etapa en la que los estudiantes consolidan hábitos de alimentación que podrían persistir durante su vida adulta, describen en el reporte.

 

Lo preguntado

Adiciona la publicación que para este estudio, el grupo de investigación Nutrición y Hormonas –liderado por la profesora Ismena Vilte Ona Mockus Sivickas, de la Facultad de Medicina de la UNAL– usó y adaptó al contexto colombiano una encuesta española que consta de 12 preguntas que ayudan a identificar personas susceptibles de consumir alimentos de alto contenido calórico.

Luego expone que esto significa que una gran proporción de jóvenes adultos no solo comen más cuando están tristes o ansiosos, sino que también prefieren alimentos poco saludables, como chocolates, comida “chatarra”, postres y gaseosas.

“Esta conducta tendría consecuencias graves de largo plazo, como desarrollar sobrepeso u obesidad, condición que a mediados de 2021 alcanzó en el país una prevalencia del 37,7 % en adultos de 18 a 64 años”, resaltan del análisis.

También se encontró una relación entre la alimentación emocional y los trastornos de la alimentación y psiquiátricos, como ansiedad y depresión.

El 18 % de los participantes presentaron alguno de estos trastornos, y entre ellos la prevalencia de comedores emocionales era notablemente alta.

“Las personas con trastornos tanto psiquiátricos como de la alimentación también son comedores emocionales y muy emocionales, especialmente aquellos con trastornos de alimentación que tienen un índice de masa corporal mayor”, señaló el investigador.

Lo que analizan los expertos es que esta población, cuando presenta alteraciones del estado del ánimo, es más susceptible a consumir alimentos que se consideran nocivos para su estado nutricional, lo cual puede alterar su metabolismo.

 

Otros riesgos

La investigación de la U. Nacional advirtió sobre los peligros del del consumo emocional:

  1. Jonathan Alexander Cortés Vásquez, residente de la Especialización en Anestesiología y Reanimación de la UNAL, comentó que una de las motivaciones detrás de esta investigación fue la preocupación por las complicaciones que pueden surgir en procedimientos quirúrgicos en personas con sobrepeso u obesidad, ya que al realizar la valoración preanestésica (que usualmente se hace 1 o 2 semanas antes del procedimiento quirúrgico) son pocas las intervenciones que pueden realizar para modificar los desenlaces en ellos.
  2. Sobre uno de los desafíos, el doctor explicó que “la obesidad obstaculiza la intubación endotraqueal por el aumento de tejido adiposo a nivel cervical y se obstruye la vía aérea que requiere de la posición en rampa para mejorar el alineamiento de los ejes oral, faríngeo y laríngeo, y así aumentar la probabilidad de éxito en el primer intento de intubación”.
  3. Añaden que por lo anterior, con esta investigación se buscó identificar oportunamente a las personas susceptibles a estas conductas para que empiecen a realizar actividades que disminuyan el riesgo de desarrollar obesidad y sean menos las complicaciones que se puedan presentar en cirugía, pues según el doctor, “como cada vez la población es más longeva, es frecuente que se lleve a procedimientos quirúrgicos”.

* Con información de Unimedios, de la Universidad Nacional de Colombia.


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