Huverney Cristancho Betancur, director de la Banda Sinfónica del colegio San Luis Gonzaga.

Foto | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

Huverney Cristancho Betancur, director de la Banda Sinfónica del colegio San Luis Gonzaga.

LA PATRIA | MANIZALES

Este año la Banda Sinfónica del colegio San Luis Gonzaga está de fiesta, cumple 20 años como referente para las demás instituciones de la Compañía de Jesús en Colombia. El trompetista y licenciado en Música, de la Universidad de Caldas, Huverney Cristancho Betancur es el director de la Escuela de Formación Musical que está enfocada en formar niños y niñas para la Banda Sinfónica.

El proyecto ha sido apoyado desde ese momento por los directivos del colegio, que en esa época invertieron en instrumental. "Los niños que se querían acercar a la música los fuimos convocando y así se inicia todo el proceso de la Banda Sinfónica".

LA PATRIA habló con Cristancho Betancur:

¿Cómo llega la música a su vida?

El Génesis es muy de familia, mi abuelo fue trompetista en Villamaría; un tío fue saxofonista brillante, terminó sus últimos años dirigiendo la banda de Sogamoso (Boyacá), y hay antecesores o familia que se han desempeñado como músico. Es de generaciones,  ahora mi hija en efecto está cursando estudios musicales en la Universidad.

La ruta por seguir como músico es ser instrumentista, tener experiencia como músico de fila en bandas para poder adquirir las competencias para dirigir una banda. Soy trompetista y mis inicios fueron en la banda de Villamaría, luego pasé a la Banda Municipal de Manizales, simultáneamente en los últimos años desarrollé mi carrera en el Conservatorio de Música de la Universidad de Caldas en la carrera de Licenciatura en Música. He estado como docente alrededor de 28 años, 20 en el San Luis Gonzaga y ocho años en otra institución.

¿Cómo llegó a dirigir la banda del colegio?

Estando como instrumentista de la Banda Municipal de Manizales recibí la invitación de otra institución privada. Ahí fundé una banda, duré ocho años y luego recibí la invitación de la Compañía de Jesús, donde me he desempeñado a lo largo de estos 20 años. Fue un gran reto porque era abrir un camino aquí en el colegio, donde había que vender una idea. Las generaciones son difíciles para poderlos convencer o seducir para que hagan música. No obstante, el carisma y la empatía con los muchachos ha funcionado muy bien.

Fotos | Cortesía | LA PATRIA 

La presentación de la banda en el concierto de celebración de los 20 años el pasado 25 de mayo.

¿Qué significa que la banda esté cumpliendo 20 años?

Para mí es todo, porque la banda es prácticamente una hija. Es el inicio de un proyecto, que de la mano mía como director, ha venido dándole lustre al colegio durante todos estos años, porque somos embajadores culturales de la institución y este tipo de proyectos se ha replicado en otros colegios de la compañía. Uno se siente muy satisfecho por ser como un referente de las otras instituciones y seguir vigente, porque es difícil cuando los chicos se gradúan, pues los procesos se tienen que iniciar de nuevo, es muy cíclico y la banda no puede bajar su calidad interpretativa en ningún momento.

¿Cuáles cree que han sido las dificultades y fortalezas?

El que los muchachos se van, que es cíclico, hay que iniciar nuevamente los procesos. Es difícil también muchas veces uno no cuenta con las deserciones y de repente tiene un niño o una niña ya tocando de una manera muy solvente y de repente dicen me voy, porque este proyecto es voluntario. Las familias pagan un aporte para sostener profesores, talleristas, el instrumental, entonces los chicos llegan de manera voluntaria a la banda y muchas veces en esa exploración terminan que definitivamente lo de algunos es el tenis,  el deporte u otra cosa.

Lo más apasionante es ver cómo  llegan prácticamente en cero lo musical y nosotros con los contenidos, con  lo que les ofrecemos en avance de lo interpretativo y técnico, uno va viendo ese avance. Es fantástico cuando uno ve que el niño recibe una instrucción, que la sigue y que de un momento a otro empieza a asociar las notas, a leer partituras, a mejorar en su interpretación instrumental, a fortalecer su parte corporal para ejecutar el instrumento. Otra cosa gratificante son las puestas en escena de los conciertos de gala, de las representaciones del colegio en otros ámbitos de la ciudad o fuera de ella.

¿Cree que integrar una banda o tocar un instrumento les sirve a los estudiantes en lo académico?

La música o la integración de la banda alrededor del instrumento es un pretexto para desarrollar otras competencias como la socialización. Son grupos heterogéneos de diferentes edades, las necesidades de los mayores son diferentes a las de los más pequeños, pero aprendemos a convivir. Hay una experiencia que tenemos antes de los conciertos que es el campamento sinfónico. Allí puedes ver la parte no tan musical de la banda, sino la parte de compartir, de fraternizar, de la parte humana, de estar concentrados con un objetivo musical. Se convierte en un compartir, en abrir el corazón, en un decir vamos todos para adelante, todo es cooperativo. Todo ese en función de que las cosas salgan bien.

El maestro Huverney Cristancho Betancur con el rector de la institución, padre Aurelio Castañeda Verano S.J.

¿Desde qué edades pueden entrar los estudiantes a la banda?

Estamos cubriendo a los niños desde transición, tenemos una oferta musical que hace parte del programa de la Escuela de Formación Musicales. Son varios niveles en transición, hay un grupo que se llama iniciación, luego entre primero, segundo y tercero hay un nivel que se llama banda infantil. Cuarto y quinto ya es la prebanda, en esta ya toman los instrumentos que los van a acompañar durante todo su proceso musical hasta 11. En sexto son promovidos a la banda titular que ya es la Banda Sinfónica del colegio, con todas las tareas y todo lo que tiene que ver con la representación institucional a nivel musical de nuestra casa de estudio.

¿Pueden entrar los que quieran o tienen proceso de selección?

No, los que quieran pueden entrar porque hay selección, pero natural. Cuando nosotros nos rodeamos al niño o a la niña vamos hasta donde tenemos que ir con ellos porque es la misión nuestra, pero ellos mismos son los que dicen no definitivamente esto no es para mí. Nunca descalificamos a un estudiante, luchamos hasta el final y hemos tenido experiencias bastante edificantes porque han habido niños y jóvenes que llegan con mucha dificultad, pero con la insistencia y la misma persistencia de ellos hace que superen las dificultades del aprendizaje. El aprendizaje musical nunca termina, pero sí se adquieren unas competencias que te pueden servir para integrar una banda y te pueden servir para compartir un proyecto musical de cualquier envergadura.

Concierto

El concierto de los 20 años fue el pasado 25 de mayo. Fue abierto para toda la ciudad y contó con la presencia de exalumnos que han hecho parte de la historia de la banda en estas dos décadas.

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