Fotos | Cortesía Unimedios | LA PATRIA
El futuro del arroz colombiano depende del clima: crean esta nueva herramienta que ayuda a la producción de los campesinos.
Colombia enfrenta un nuevo reto en la protección de uno de sus cultivos más importantes: el arroz. Una investigación liderada por la Universidad Nacional permite anticipar enfermedades como el añublo de la panícula en regiones críticas como Meta y Casanare, mediante un modelo climático basado en ciencia de datos e inteligencia artificial.
El arroz, alimento esencial en la dieta colombiana y base económica de miles de familias campesinas, está bajo amenaza constante por más de 13 enfermedades.
Una de las más devastadoras es el añublo de la panícula, causado por el hongo Pyricularia oryzae, que ataca la espiga justo en la etapa reproductiva. Esta enfermedad impide que los granos se llenen, generando pérdidas significativas en la producción.
Según la investigadora Deidy Viviana Rodríguez Almonacid, magíster en Meteorología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), “con variaciones casi imperceptibles de temperatura, el riesgo de aparición del añublo puede aumentar hasta en un 90 %”, especialmente en zonas como Meta y Casanare, donde la humedad y las lluvias propician su desarrollo.
Un modelo basado en datos climáticos y aprendizaje automático
Lo innovador de esta investigación no es simplemente identificar la enfermedad, sino anticiparla con precisión. El modelo desarrollado por Rodríguez actúa como un “mapa de riesgo”, cruzando datos históricos del clima entre 1970 y 2019, obtenidos de estaciones del Ideam y bases globales, con reportes de enfermedades del arroz recopilados entre 2012 y 2019 por Fedearroz.
La herramienta, entrenada con software como Python y R, permite identificar el perfil climático que favorece la aparición de cada enfermedad. “Analiza las condiciones de los 15 días previos a un brote y permite emitir alertas tempranas para actuar a tiempo”, explica la investigadora.
Este enfoque representa un cambio fundamental para el manejo fitosanitario. Actualmente, muchos agricultores aplican fungicidas de forma empírica, sin un diagnóstico claro, lo que genera sobrecostos, daños ambientales y resultados poco efectivos.

Impacto y utilidad del modelo para los productores
El objetivo de esta herramienta es claro: convertir el clima en un aliado para la prevención. En un futuro cercano, los agricultores podrían recibir en su celular alertas personalizadas como: “Su cultivo está en floración y se espera alta humedad la próxima semana: riesgo elevado de añublo de la panícula”.
Esto permitirá reducir el uso indiscriminado de fungicidas, tomar decisiones basadas en datos y proteger tanto los cultivos como los ecosistemas agrícolas.
El sistema no funciona como un calendario rígido, sino como un recurso dinámico, adaptable a la variabilidad climática de cada región. En Colombia, por ejemplo, la diferencia en las precipitaciones entre el Caribe y los Llanos Orientales es significativa: mientras Meta y Casanare pueden superar los 3.000 mm anuales, algunas zonas del Caribe no alcanzan los 1.000 mm. Esto condiciona el comportamiento de las enfermedades y hace necesario contar con herramientas flexibles e integradas con información climática en tiempo real.
Cambio climático: un factor que agrava el problema
La amenaza no es estática. El cambio climático ha incrementado los riesgos. En 2024, el calentamiento global superó los 1,5 °C, lo que, según el Servicio Climático de la Unión Europea, marca un hito preocupante. Este aumento puede ampliar el rango de acción de enfermedades como el añublo hacia regiones donde antes no se reportaban brotes.
La investigadora Rodríguez advierte que “el incremento de apenas un grado puede disparar hasta en un 90 % el riesgo de enfermedad”. Además, fenómenos como El Niño y La Niña alteran el equilibrio hídrico de las zonas arroceras, creando nuevas amenazas para la seguridad alimentaria.
Este avance científico fue posible gracias a la colaboración entre la Universidad Nacional y Fedearroz, con la participación de los profesores Eliécer David Díaz Almanza (Departamento de Geociencias) y Joaquín Guillermo Ramírez (Facultad de Ciencias Agrarias), además del apoyo del Laboratorio de Computación y Análisis Epidemiológico de la UNAL.
En Colombia, el arroz representa más que un cultivo:
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En 2020 se sembraron 596.414 hectáreas en 23 departamentos.
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La cadena productiva incluye a más de 16.000 productores organizados en 25.000 Unidades Productoras Agropecuarias.
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La producción anual ronda los 2,2 millones de toneladas de arroz en cáscara.
Un brote mal manejado no solo afecta la rentabilidad del agricultor, sino que pone en riesgo la seguridad alimentaria de millones de colombianos.
Hacia una agricultura más inteligente y sostenible
La creación de este modelo marca un hito en la aplicación de tecnologías climáticas al agro colombiano. Permite tomar decisiones más precisas, reducir pérdidas, optimizar el uso de insumos y anticipar amenazas que, hasta ahora, eran imprevisibles.
El desafío ahora es escalar esta herramienta y garantizar su acceso a los productores, especialmente en zonas vulnerables. El futuro de la agricultura colombiana podría estar en el uso inteligente del clima como herramienta de prevención.
* Esta información es producto de la alianza entre el periódico LA PATRIA y el Canal Regional Telecafé.