Errores comunes al usar biorreactores y cómo evitarlos

Actualmente, los procesos de bioproducción exigen una precisión rigurosa desde el primer día. Por eso, elegir y operar bien los biorreactores puede marcar una gran diferencia entre lotes y en las semanas necesarias para lograr uno exitoso. 

Lo importante aquí es poder conseguir datos que sean reproducibles y escalables de manera segura. Para esto, es imprescindible contar con equipos fiables como los biorreactores de laboratorio y establecer rutinas de control que sean absolutamente claras. 

En este artículo repasamos los errores en reactores más comunes y también cómo anticiparlos empleando buenas prácticas en el manejo de biorreactores, ya que evitar fallos tempranos ahorra tiempo, protege el cultivo y mejora el rendimiento por lote. 

 

Configuración inicial inadecuada

Lo primero que hay que saber es que un biorreactor bien configurado representa medio proceso resuelto. Uno que esté mal configurado va a multiplicar el riesgo de contaminación y también va a multiplicar la generación de datos poco fiables. Por esta razón, la instalación inicial no puede tomarse tan a la ligera.

Unos pequeños descuidos pueden llegar a convertirse en problemas mayores durante el cultivo. Para reducir esos riesgos es necesario prestar atención a puntos básicos como:

  • Calibrar los sensores con patrones actualizados.
  • Revisar el sellado del sistema y las líneas estériles para evitar fugas.
  • Ajustar el sistema de agitación al tipo de célula o medio de cultivo.
  • Definir los setpoints y las alarmas antes de iniciar la operación.

Fallos en el control del ambiente

Es importante aclarar que controlar el PH, el oxígeno disuelto y la temperatura en tiempo real evita la clásica “carrera detrás de los parámetros” que compromete significativamente la viabilidad celular. Incluso las más mínimas variaciones en el entorno pueden llegar a alterar el metabolismo del cultivo y por ende afectar su rendimiento. 

Para mantener una estabilidad conviene seguir estos simples pasos:

  • Regular el oxígeno disuelto con cascadas de agitación, aire y oxígeno puro.
  • Ajustar el pH con adiciones controladas y el uso de buffers adecuados.
  • Validar la temperatura con rampas graduales y tiempos de estabilización.
  • Dosificar antiespumante, pero solo lo necesario para no limitar la transferencia de gases.

Manejo y monitoreo del cultivo

Si hay algo que exige el manejo de biorreactores es la constancia. Aquí no basta con iniciar el proceso, también hay que seguirlo muy de cerca para garantizar la estabilidad. Un cultivo desatendido puede mostrar variaciones que luego van a afectar la reproducibilidad de los datos. En este sentido, el monitoreo continuo puede ayudar a anticipar problemas y corregirlos a tiempo.

Algunas buenas prácticas incluyen:

  • Registrar los parámetros críticos de forma periódica y no confiar solo en la automatización.
  • Observar los cambios visuales en el cultivo.
  • Verificar el estado de los sensores y recalibrarlos cuando sea necesario.
  • Establecer protocolos claros para la toma de muestras y análisis intermedios.
     

De esta manera, una supervisión adecuada convierte al monitoreo en una herramienta de prevención, que es clave a la hora de reducir los errores en biorreactores y asegurar resultados que sean consistentes.

Errores en mantenimiento y limpieza

Una de las causas más comunes de fallos en los biorreactores es el mantenimiento deficiente. A veces, los restos de cultivos anteriores, algunas conexiones mal selladas o piezas desgastadas pueden llegar a causar contaminaciones cruzadas y pérdidas de rendimiento. 

Para evitar estos problemas, es necesario aplicar rutinas claras y constantes que incluyan:

  • Desinfectar y esterilizar todo el sistema antes y después de cada uso.
  • Revisar las juntas, las válvulas y las tuberías para garantizar que no existan fugas.
  • Sustituir piezas que sean críticas siguiendo las recomendaciones del fabricante.
  • Llevar un registro de las limpiezas y reparaciones para asegurar la trazabilidad.

En la práctica, un buen manejo de biorreactores no se limita solo al cultivo, sino que también depende del cuidado de cada componente del equipo.

Capacitación insuficiente del personal

Si algo queda claro es que la tecnología de los biorreactores avanza a gran velocidad, pero muchas veces su potencial se desperdicia si el personal a cargo no recibe una formación adecuada. 

Muchas veces, los errores en biorreactores no provienen del equipo, sino de la falta de conocimiento que hay sobre su uso, o incluso sobre la interpretación de los datos. Por este motivo, frente a estas nuevas herramientas digitales y a los sistemas de automatización que surgen constantemente, la actualización continua resulta clave para garantizar un buen manejo de reactores, que sea seguro y eficiente. 

 

Optimización y solución de problemas

Operando biorreactores, los contratiempos suelen ser inevitables, pero con un enfoque ordenado se pueden resolver sin complicaciones. Algunas buenas prácticas son:

  • Revisar calibración y posibles fugas antes de culpar al proceso.
  • Comprobar la calidad del medio y las materias primas.
  • Ajustar oxígeno y agitación de forma gradual, evitando cambios bruscos.
  • Controlar espuma y alimentación con criterio para no afectar la viabilidad celular.
     

Estos pasos ayudan a reducir los errores en biorreactores y consolidan un manejo más seguro y eficiente.

En conclusión

Evitar los errores en biorreactores más comunes es una cuestión de método: buena configuración, ambiente estable, monitoreo disciplinado y mantenimiento a tiempo. Con aliados tecnológicos como IKA, que ofrece plataformas y accesorios pensados para el operador, el camino hacia estas corridas más robustas es mucho más directo.

¿Qué desafíos te has encontrado en el  manejo de biorreactores en tu día a día? Te leemos en los comentarios.

 

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